El cinturón de hierro: La muralla olvidada
El pasado mes de agosto visitamos la ciudad de Bilbao y tenía alguna inquietud sobre el estado de una de las fortificaciones militares contemporáneas más costosas del país.
El Cinturón de Hierro fue diseñado para proteger el Bilbao republicano, del avance de los nacionales, mediante una herradura defensiva en torno a la ciudad. Comenzó la obra en octubre de 1936. En total se construyeron unos 180 fortines de hormigón, a unos 15 km de la ciudad vasca. Las fortificaciones se solían enlazar mediante galerías subterráneas y otras descubiertas con aberturas para disparar.
La orografía de Bilbao, favorecía una estrategia de defensa óptima y si a ello, se le añadía esta infraestructura faraónica, no es de extrañar que los vascos se sintieran inexpugnables y fueran muy optimistas ante la contienda. La caída de Vitoria y de San Sebastián sin apenas resistencia, hacen presagiar que el conflicto en Bilbao va a ser clave en el Frente del Norte.
En febrero del 37, el ingeniero que diseñó la obra, Alejandro Goikoetxea (que a posteriori se benefició de numerosos proyectos como el diseño y la fabricación del tren Talgo), se pasa al otro bando con 32 folios sobre la ubicación del Cinturón, los lugares más desprotegidos y las zonas de avance clave. Este hecho fue determinante. Ambos bandos contaban con 40.000 hombres, pero en munición y armamento, el ejército republicano era muy inferior. Durante junio del 37, estalló la Batalla de Bilbao, que resistió sólo unos días y cayó rápidamente en manos de los sublevados.
Actualmente, las instituciones trabajan en adecuar algunos espacios del Cinturón, aunque es cierto que llevan retraso y que en algunos casos, han dejado abandonado por completo estos rincones en los que puedes tocar la historia. Además hace unos años, derribaron unos búnkeres en Berango que se encontraban en perfecto estado porque eran bastante inaccesibles. Explicaba un hombre que durante décadas, allí sólo habrían entrado unas decenas de curiosos. También en Berango, hay un espacio dedicado a esta fortificación. Es el centro de interpretación del Cinturón de Hierro. Se pueden ver, desde objetos personales a prendas, correspondencia, monedas o una muestra del equipo que empleaban los combatientes. Es una gran exposición de documentación que merece la pena visitar.
Alrededor de Bilbao, hay numerosos restos. Las montañas que abrazan la ciudad, y las costas cercanas, son las protagonistas. En Larrabetzu, en la zona de Gaztelumendi, accediendo desde la carretera que lleva a Morga y Frika hay un monolito. En Sopelana, cerca de la playa también hay vestigios. Subiendo al Monte Artxanda, contemplando las maravillosas vistas de Bilbao, encontramos las infraestructuras de defensa más importantes del lugar. Sin embargo, están cerradas al público. Son varios km de túneles que recorren toda la zona.
En Gorliz, hay una ruta que nace al lado de la playa. Justo donde está el parking y el hospital. Es un camino adecuado como itinerario para las personas y te lleva hasta el faro de Gorliz, de principios del S.XX y hasta los búnkeres de la zona, aunque se han clasificado como fortificaciones de la posguerra. El inicio del mismo está muy bien señalizado.
Hay un panel informativo que explica el tramo. La dificultad es media. Son pocos km, pero siempre estás ascendiendo.
Es aconsejable llevar agua y buen calzado. Si la ruta la hacéis en verano, es importante protegerse del sol.
El camino atraviesa pastos y zonas valladas. Puedes disfrutar de la flora y la fauna del lugar, mientras una suave brisa te recuerda que estás bordeando el mar, aunque durante muchos tramos no lo veas.
Hay un momento que encuentras una valla, que puedes sortear. Justo al lado, una señal, te indica la dirección del faro.
Poco a poco, nos acercamos al faro y nos aproximamos a la vez al litoral. Hay una zona en la que han habido desprendimientos.
Como podemos observar, al fondo de la imagen, se encuentra el faro de Gorliz. Allí hay un descansillo con unos bancos, que te permite contemplar todo el Cantábrico. Es realmente espectacular.
Una vez coronada la ascensión, situados en el faro, retrocedemos unos metros por el camino que nos ha llevado hasta él. Conforme bajamos, en el margen derecho, se encuentra la entrada a la senda que nos llevará hasta las baterías y las fortificaciones. En la siguiente imagen, se encuentra a la izquierda. Otras fotos, describen a la perfección, los primeros pasos en él. Hay momentos en los que debes salvar muchos arbustos y debes extremar la precaución.
Tras recorrer durante unos minutos esta senda más cerrada, llegas a las primeras infraestructuras bélicas de Gorliz.
El estado en el que se encuentran los fortines es deplorable. De completo abandono. Algo que desde este blog denunciamos.
La disposición general del entramado es mirando al Cantábrico. La ladera está llena de galerías subterráneas que se comunican entre sí y que van descendiendo poco a poco.
Es muy recomendable, portar una linterna, ya que hay espacios realmente oscuros y que pueden ponerte en riesgo de tropezar o caer con algunas piedras. También pudimos observar espacios para almacenar armamento.
Al descender por cada una de los pasadizos subterráneos, tienes la opción de salir a aberturas descubiertas en las que se ubicaba armamento pesado. El contraste de sensaciones es muy diverso. Pasas de la oscuridad y el silencio del túnel, a la luz y al ruido del mar chocando con las rocas.
En el interior del complejo hay señalizaciones e indicaciones de la época, que han sido prácticamente mutiladas por algunos grafitis.
En la última de las baterías, cuando ya has descendido todas las galerías, el escenario te reserva una última sorpresa. Un impresionante cañón que mira desafiante al mar Cantábrico.
La bahía de Plentzia, Gorliz y todo el litoral cercano a Bilbao, ofrece numerosas rutas y posibilidades a los turistas. Pudimos comprobar de primera mano, la singularidad de algunos lugares mencionados. Fue una mezcla interesante de playa, montaña, sendas e historia.
Un paisaje indescriptible pero has conseguido describirlo. Muy buen post.
ResponderEliminarGuapo guapo, gracias por traernos un pedacito de nuestra historia olvidada!
ResponderEliminar